A corazón abierto y con un relato desgarrador sobre su infancia y el miedo que tiene en la actualidad a perder a su madre, que nos ha dejado tan sobrecogidos como emocionados. Máximo Huerta se ha sincerado con Risto Mejide en la última entrega de ‘Chester’ y, además de revelar qué puesto le ofreció Pedro Sánchez tras su dimisión en 2018 como Ministro de Cultura, ha confesado lo complicada que fue su relación con su padre y como éste marcó su infancia y su vida.
Desde su Buñol natal, a donde el escritor ha regresado para cuidar a su madre – a la que define como la persona más importante de su vida, y de la que reconoce que todavía no está preparado para despedirse a pesar de su delicado estado de salud – el valenciano ha echado la vista atrás para revelar que ha sido «un cuidador» toda su vida y recordar que sus primeros años fueron «muy duros» por el «complicado carácter» de su padre, su «masculinidad tóxica» y sus «malos hábitos».
«No hablábamos. Tuve que entender que sus ‘te quiero’ eran un ‘mira el aceite del coche’ o ‘tienes una luz que no va’ con tono grave. Sé que me quiso pero nunca me lo dijo. Era un hombre complicado porque seguramente no había recibido cariño» ha explicado emocionado.
«Mi madre me mandaba a buscarlo al bar. Unas veces me mandaba a casa, y otras volvía conmigo. Llegaba ya mal a casa cuando tenía 30 años. Era un caballo desbocado, sin jinete, que hacía lo que quería y mandaba él. Recuerdo el ruido de sus llaves, pero no por el ruido, sino por el silencio que provocaba. Venía como venía, y yo huía, me iba a mi habitación a escribir- Escribir era para mí hablar solo y no me molestaba nadie» ha confesado, sin ahondar demasiado en los problemas familiares por los malos hábitos de su padre.
Un alcoholismo que siendo pequeño provocó episodios tan delicados como el que ha recordado sin poder contener las lágrimas; el día que, durante un viaje en coche, su madre dijo ‘me tiro’ y él le respondió ‘si te tiras tú me tiro yo’. «Esto te mata la infancia, te deja muerto» ha confesado.
Sin embargo, en los últimos años de vida de su padre, enfermo de Alzheimer, él le recriminó que no pudiese subir unos escalones de la playa y su progenitor le pidió un perdón que a él le reconfortó y le hizo ‘olvidar’ los peores momentos: «Fue como un perdón por toda la vida. Como con carácter retroactivo. Fue de verdad. Me quedé en paz».
Su madre siempre fue su gran pilar y, con 56 años, lo sigue siendo. Por ella ha regresado a vivir al pueblo valenciano en el que creció, Buñol, para cuidarla y poder pasar el máximo tiempo posible a su lado. A ella le dedica su último libro, ‘Adiós pequeño’, en el que se mentaliza para una despedida para la que, confiesa, no están preparados ni él ni su progenitora: «Estamos a la espera de una operación del tumor otra vez, y eso la hace débil, inestable, colérica, tirana, débil, una niña. Es consciente de que la vida* Tiene un miedo a irse horroroso. Y ella no sabe que yo tengo más miedo que ella. A veces le digo ‘cuánto nos está costando morirnos a los dos'».
«Estoy cuidando de mi madre y he renunciado a muchas cosas. He dejado Madrid, viajes con mi pareja, trabajos.. Por ello no me doy golpes de pecho, pero creo que hay que hacerlo. No me puedo quedar con la sensación de que no hice lo suficiente. Es egoísmo, pero quiero quedarme tranquilo y feliz. Lo hago por los dos» ha confesado emocionado.
Otro tema sobre el que también se ha sincerado ha sido sobre qué pasó entre él y Pedro Sánchez tras su dimisión como Ministro de Cultura después de seis días en el cargo. Tal y como ha revelado, el presidente del Gobierno le llamó un mes después para ofrecerle un puesto en el Instituto Cervantes y, aunque admite que le hubiese encantado hacerlo, no estaba preparado.
Fuente: (EUROPA PRESS)